jueves, 6 de noviembre de 2008

Alrededor del pan sí podemos

Me alegré cuando me invitaron a celebrar en un restaurante etiope la victoria de Barack Obama. Toda Londres había seguido hasta el último momento los acontecimientos que se desarrollaban en los Estados Unidos, el cuatro de noviembre mucha gente se quedó en los pubs esperando los resultados. Para mi, que nunca me ha emocionado la política partidista, era una sensación nueva. Tenía curiosidad de saber por qué los resultados provocaron tanta conmoción, no en la esfera de gobierno sino en la gente. Ciertamente muchos acá podrían identificarse con la historia de Obama. Nacer de una relación interracial, ser criado por una familia “no tradicional”, tener una parentela extendida del otro lado del océano y respirar una sensibilidad ecuménica por las diversas prácticas religiosas en el seno de los cercanos, son características frecuentes en las personas de esta ciudad multiétnica y multicultural.

La comida etiope es un deleite, no sólo por su sabor sino por la oportunidad de comer todos de un mismo plato. Sobre un pan plano poroso se colocan los diversos guisos, agrupados en pequeños promontorios, diversos colores y sabores, sobre una base común: el pan y se comerá con las manos. En esta comunión brindaron por la victoria, italianos, sudaneses, egipcios, holandeses, ingleses y una puertorriqueña.

¿Cuál victoria?. Claro que un hombre negro ha ganado la silla ejecutiva de la nación más poderosa del mundo. Pero eso no es todo. Claro que los hijos e hijas de antiguos esclavos y de aquellos que salieron de las antiguas colonias hacia las antiguas metrópolis sienten que se abre un espacio de probabilidades. Pero eso no es todo. Un compañero sudanés con voz calmada dijo y repitió: “Un nuevo movimiento social ha surgido”.

Y es que Obama supo traducir el malestar de la gente en propuestas y la gente a su vez hizo suya la candidatura de Obama. Por eso los aportes económicos vinieron de todos lados y no de los grandes donantes tradicionales. Por eso las iniciativas para promover al candidato en la internet trascendieron a las elaboradas por la estrategia oficial. Por eso abundaron los voluntarios para promover la candidatura condado por condado y vigilar el proceso eleccionario el día de las elecciones. Por eso aunque no era su costumbre la gente salió a votar, ausentes como presentes. Muchas veces tuve que dar explicaciones colegas americanos y de otros lugares sobre por qué no había solicitado el voto ausente.

Hay una gran diferencia entre un cambio de administración de gobierno y los inicios de una transformación social. Ante la victoria de Obama la gente tiene la impresión de que estamos frente a los albores de un cambio radical.

El entusiasmo alrededor de la mesa iba de vez en cuando a los temores y a la expectativa crítica. ¿Se elaborarán mecanismos para adjudicar responsabilidades ante decisiones criminales y arriesgadas de los poderes financieros? ¿Se crearán las bases de una nueva manera de hacer política internacional basada en los derechos humanos? ¿Se hará una justa distribución de los recursos económicos para sacar de la pobreza a aquellos con desventaja en un sistema promotor de la desigualdad? ¿Tendremos valor para procesar criminalmente a los burócratas responsables de intervenciones militares que han costado la vida a miles de personas inocentes? Una cosa está clara, no será sólo la fuerza de Obama la que logrará abordar de manera sensible y justa cada una de esas situaciones sino la continuidad del movimiento social que lo ha llevado al poder. Por ahora, aquí quedo, convencida de que alrededor del pan sí podemos.